En el ámbito empresarial, una de las preguntas más frecuentes es si se puede tributar como sociedad limitada una vez ya se ha tributado previamente en el IRPF como autónomo. El motivo por la mayoría de empresarios se plantea esta cuestión es porque la factura fiscal en el IRPF es mucho más alta que en el impuesto sobre sociedades a partir de una cantidad de ingresos.
De manera que decidir por una forma de tributación u otra es el eterno debate para muchos trabajadores autónomos freelance que pueden escoger entre el IRPF o sobre sociedades. Por ello, en el post de hoy vamos a explicar los dos tipos de impuestos y los tipos de trabajadores que tienen la posibilidad de pagar ambos impuestos.
Busca el punto de equilibrio entre renta y sociedades
Para el impuesto sociedades, los beneficios netos, se tributan a tipo fijo del 25% el cual se aplica como normativa genérica y se suponen en ese nivel sin cuestionarse que hay casos en los que se puede disminuir esta tipología mediante alguna deducción.
Hay que cuestionarse a partir de qué intervalo nos podemos plantear la tributación en el impuesto de sociedades, puesto que en el IRPF se tributa de manera progresiva y se valoran las circunstancias personales y familiares. De manera que los tipos impositivos del impuesto sobre la renta de personas físicas son los siguientes en función de la base imponible:
- 12.450,00 € equivale a un 19 %
- 12.451,00–20.200,00 € equivale a 24 %
- 20.201,00–35.200,00 € equivale a 30 %
- 35.201,00–60.000,00 € equivale a 37 %
- 60.001,00 € equivale a 45 %
A través de estos porcentajes, la tributación del 25% por la base imponible se obtiene en la declaración de la renta con una base imponible de 41.400, en el caso de no tener ninguna carga familiar ni minusvalía. Por lo que respecta a la base imponible, se le debe restar el mínimo personal exento de tributación, el cual es de 5.151 euros para este año, por tanto, se tendría una base imponible efectiva de 36.250 euros.
Si se ingresa un total de 41.400 euros, se efectuará un pago menor de impuestos sin tributo por el impuesto de sociedad que por el impuesto sobre la renta. De manera que para llegar a la base imponible de equilibrio, es suficiente con que se utilice un simulador de IRPF para conseguir esta cifra.
Sabemos que es mucha información que asimilar, por ello te vamos a hacer un breve resumen de todo lo mencionado anteriormente. Te mencionamos a continuación las cuestiones que más deberás tener presente antes de decidirte por ser autónomo o construir una S.L.:
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A mayor ingreso menos conviene ser autónomo
Pese a esto, se debe tener en cuenta que más allá de los gastos hay que valorar otros costes importantes.
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Cuota a la Seguridad Social más elevada en un caso que el otro
La diferencia entre la tasa de autónomos y SL puede representar una diferencia de 700 euros, por lo que hay que tenerlo en cuenta.
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Para constituir una sociedad se debe hacer una inversión inicial
En cambio, los autónomos no necesitan hacer este pago.
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Evaluar los costes de gestión
Crear una SL es más complejo que darse de alta como trabajador por cuenta propia. Además, se debe añadir que la contabilidad es más difícil, siendo el gasto en asesoría mayor.
Generalmente, lo más apropiado es emprender tu negocio como trabajador autónomo y con el paso de tiempo consolidar la sociedad. Pese a esto, te aconsejamos que consultes los múltiples artículos que hemos escrito sobre la figura del autónomo societario o el IRPF para autónomos.
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