La emisión de bonos verdes ha logrado captar en lo que va de año más de 41.000 millones de euros a lo largo y ancho del mundo. Un total que supera con creces los 37.400 millones de euros que se captaron durante el 2015. Según los expertos, es muy probable que la inversión en bonos verdes llegue a alcanzar sin problemas durante el año en curso más de 62.000 millones de euros.

Este crecimiento no es más que una demostración de que los bonos verdes se han convertido en una alternativa de financiación para empresas. Pero los bonos verdes no solo captan la atención de este sector, sino también de diversas organizaciones e incluso de municipios y regiones.

¿Pero qué son los bonos verdes y porqué confiar en ellos para la financiación para empresas?

Los bonos verdes son un producto financiero más, que, al igual que el resto de bonos, contiene un porcentaje de rentabilidad, una fecha de vencimiento y una calificación de riesgo para sus inversores. Lo que los diferencia de otro tipo de bonos es que solo pueden utilizarse para financiar o refinanciar proyectos sostenibles.

Este tipo de bonos comenzaron a emitirse a partir de 2007 a partir de una colaboración entre SEB, la entidad sueca Skandinaviska Enskilda Banken y el Banco Mundial. El objetivo: crear un instrumento de renta que estuviese directamente ligado al medio ambiente y sus posibles mejoras.

Sólo pueden ser calificados de bonos verdes aquellos que realmente tengan un impacto real y positivo en el medio ambiente. Y es precisamente esta cualidad lo que está convirtiendo a estos bonos en una apuesta tan atractiva para los inversores. No hay que olvidar que se trata de iniciativas sostenibles y con una claridad y transparencia innegables en cuanto al proyecto desde su inicio.

Además, los bonos verdes se han convertido para los emisores en una alternativa muy atractiva fuera del sistema bancario tradicional y a precios mucho más bajos.

El recorrido de los bonos verdes no para de crecer desde su lanzamiento en 2007, al cual se unieron otras iniciativas de distintos municipios sudafricanos y suecos, la empresa francesa GDF Suez, el MIT de Boston o Engie, que ha realizado una emisión de bonos verdes con una valor superior a los 2000 millones de euros.

Y España no se ha quedado atrás en lo que a emisión de bonos verdes se refiere. De hecho, la semana pasada Iberdrola anunció una nueva emisión de estos bonos por valor de 700 millones de euros. No hay que olvidar que esta misma empresa emitió el pasado mes de abril bonos verdes por valor de 1000 millones de euros a diez años.

Además, parece que los países comienzan a unirse a esta nueva moda. De hecho, Francia ya ha anunciado que para el próximo año se lanzará un bono verde estatal.

A pesar de las buenas intenciones de esta iniciativa, siguen existiendo ciertas dudas de a dónde va a parar ese dinero y si verdaderamente repercute en acciones sostenibles. Según explica el director de la empresa experta en sostenibilidad, Sust4in, una vez que el dinero está en el Tesoro no hay demasiada facilidad para poder confirmar si verdaderamente este capital se utiliza en productos verdes.

A pesar de estos ligeros inconvenientes, no hay duda de que los bonos verdes son una gran alternativa de financiación para empresas. De hecho, hoy en día el director de esta empresa cree que Madrid se puede llegar a convertir en muy poco tiempo en una plataforma para la captación de inversión procedente de toda Europa y que ésta se canalice hacia Latinoamérica.