Así lo han demostrado las cifras ofrecidas por el Banco de España durante el pasado mes de marzo respecto a los créditos dudosos concedidos por las entidades financieras. Una gran noticia si tenemos en cuenta que este porcentaje no bajaba del 10 % desde el año 2012.
De los 1296 billones de euros que los bancos han concedido en forma de crédito, 129.222 millones corresponden a créditos dudosos. Dentro de esta cifra, que representa un 9.97 %, se incluye también el cambio metodológico en la clasificación de los EFC (Establecimientos financieros de Crédito) que ya no son considerados como entidades de crédito.
Esta cifra representa 3276 millones menos de créditos dudosos respecto a los del mes anterior. Así, la morosidad de la banca se ha visto reducida en 3.63 puntos porcentuales respecto al máximo histórico que se estableció el pasado 2013, cuando esta llegó a situarse en el 13.62 %.
Debido a esta reducción de la morosidad, las provisiones de los bancos para hacer frente a esta situación también han descendido durante el primer trimestre del año. De hecho, en marzo el colchón para la morosidad se reducía en 2759 millones de euros, dejándolo establecido en un total de 76.278 millones de euros, en total 20.911 millones de euros menos que los utilizados en 2015.
Sin duda uno de los motivos que han provocado el descenso de la morosidad en los créditos ha sido el descenso en el crédito global dentro del sector, que en términos interanuales ya ha bajado durante este año en un 5.7 %. También hay que agradecer esta reducción en la morosidad durante el primer trimestre de 2016 al Banco Central Europeo con la concesión de más facilidades crediticias para los prestatarios. Esto, claro está, también ha supuesto la reducción de la rentabilidad para los prestamistas.
No obstante, Según Jaime Díaz, analista de XTB, «la repercusión en la rebaja de la tasa de mora no será tan evidentemente clara como pueda parecerlo al principio». Y esto está motivado porque la facilidad de crédito que permiten las medidas del Banco Central Europeo, no terminan de convencer a todas las entidades financieras, puesto que el riesgo que asumen al conceder un crédito a un núcleo familiar todavía estancado, es difícilmente compensado con los bajos intereses que se exigen a la hora de realizar la concesión de los préstamos.
Además, según señala el experto sin una recuperación económica real en el seno de las familias españolas y de las empresas que permitan una recuperación económica real, es imposible que la tasa de mora se reduzca de manera intensa. «Los niveles actuales no son sostenibles en el largo plazo puesto que cualquier recaída pondría en serios apuros a las entidades bancarias».