La corrupción cuesta a los contribuyentes de todo el mundo la friolera de 1,2 billones (con B) de dólares cada año. Es decir, 12 millones de millones de dólares. Y esto sólo para la corrupción como tal, sin contar la economía sumergida y otras formas de dejar de pagar impuestos como la ingeniería fiscal. Y algunos expertos estiman que estas cifras son estimaciones a la baja de lo que realmente se esfuma y deja de contribuir al mantenimiento de los estados. En el concepto de corrupción se incluyen muchos subconceptos, como por ejemplo el intercambio de favores, los abusos de poder de funcionarios y políticos, la creación o modificación de leyes para reducir impuestos a grupos de presión y lobbies o incluso con el amaño de oposiciones para colocar a familiares dentro de la administración.

España: 60.000 millones de € al año

El coste para España de la corrupción y la mala praxis de funcionarios y políticos tiene cifras y aunque algo vagas se calcula que ronda los 60.000 millones de € al año. Intercambio de favores, puertas giratorias entre política y empresa privada, amaño de concursos, sobrecostes por comisiones ilegales… Eliminar la corrupción significaría para España aumentar un 16% su PIB en más o menos 15 años.

Mejor economía, mayor corrupción

La corrupción crece en épocas de bonanza económica por dos razones primordiales que son las siguientes:

  1. La economía mueve más capital lo que significa que se mueve también más dinero a nivel de corrupción
  2. Los ciudadanos son más benévolos con la corrupción cuando las cosas van bien y la economía crece

Paraísos fiscales

Los paraísos fiscales son un auténtico agujero negro de dinero para las economías nacionales de todos los países de la OCDE. Normalmente son las grandes empresas las que evitan el pago de impuestos operando a través de paraísos fiscales, una opción que no está al alcance de pequeños empresarios y autónomos por estar la mayoría de paraísos fiscales en el extranjero, alejados del país de origen y que normalmente no está al alcance de los trabajadores y empresas de menor tamaño.

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Campañas electorales: otra forma de corrupción

Según destacan los expertos otra de las formas más comunes y agujero por el que se escapan miles de millones de € es a través de la financiación de campañas electorales por parte de empresarios y grupos de interés. Mediante la financiación de campañas los lobbies consiguen cambios legislativos que benefician a sus intereses, los de su empresa o el sector en el que trabajan u operan. La ayuda mediática y las donaciones a los partidos políticos durante las campañas electorales se traducen en favores a empresas que acaban significando una reducción de los ingresos por impuestos de esos grupos de empresas.

Noticia Original en La Vanguardia