A la hora de poner en marcha un negocio y buscar financiación para empresas, muchas veces nos vemos obligados a recurrir a un capital del que no disponemos. Por este motivo, entramos en la vorágine de las inversiones privadas, que pueden ser un buen método para insuflar liquidez a nuestros negocios, pero no debería de ser el único. Si queremos seguir creciendo, no nos podemos quedar únicamente con este capital, debemos de crear un modelo de ingresos que nos permita seguir creciendo con el paso del tiempo. No son pocas las startup, sobre todo, pequeñas microempresas relacionadas con el mundo digital, como aquellas que nacen en Silicon Valley, que se ven devoradas por sus inversores privados.
Hay que pensar que siempre que jugamos a un modelo de inversión en rondas, terminamos por estar en deuda y compartir nuestra empresa y proyecto con el inversor que ha confiado en él. De hecho, poco a poco tu fuerza sobre la empresa se va diluyendo al verte obligado a repartir las acciones y las decisiones con tus inversores privados.
Sin tener que desplazarnos a Silicon Valley, podemos echar un vistazo al caso del joven creador de EyeOS, Pau García Milá, que se vio obligado a aceptar un acuerdo con Telefónica (en realidad una adquisición de su negocio) porque no fue capaz de cerrar la última ronda de financiación.
Según el experto Carlos Conti, director de Inveready, basar tu capital únicamente en rondas es un riesgo muy amplio. Hay que pensar que cada vez que generas una ronda para crear liquidez sobre tu empresa y poder seguir avanzando, adquieres unos compromisos con los inversores que has de cumplir. Si, para cumplir dichos compromisos, has de crear una ronda tras otra, es posible que te suceda como el pasó a Pau García, que aunque logres vender tu proyecto por un buen capital, te quedarás sin prácticamente ningún beneficio porque tendrás que resolver los acuerdos a los que llegaste con cada uno de los inversores de tus rondas. Es decir, que es posible que a la hora de repartir el pastel, al socio/fundador no le quede nada.
¿Qué peligros entraña la inversión en rondas?
- Uno de los mayores peligros de este tipo de inversiones es olvidar realmente crear un modelo de negocio autosuficiente que pueda mantenerse por sí mismo sin necesidad de que los inversores ofrezcan su aportación en rondas. No hay que olvidar que es igual de importante conseguir financiación como lograr un negocio que funcione, de buen servicio y ofrezca precios razonables a sus clientes.
- Otro de los problemas más frecuentes para las startup que usan este modelo de financiación para lograr liquidez, es que terminen por quedarse exiliados de su propio proyecto. Muchas veces los inversores privados obtienen tanta fuerza sobre tu negocio que terminan por diluir tu función dentro de él y pasar a ser ellos los que tomen las decisiones para la compañía.
- El problema de rondas también puede afectar a los resultados. Si vendes tu empresas por encima de sus posibilidades, con expectativas demasiado altas, no podrás cumplir con tus inversores privados y terminarás por perderla. En muchas ocasiones, si tienes un proyecto atractivo para diferentes inversores, se puede crear una puja entre inversores durante las rondas para ser los encargados de financiar tu proyecto. Esto puede provocar una auténtica hecatombe, pues, si terminas por irte con el inversor más agresivo, puede que no seas capaz de cumplir con las expectativas marcadas a lo largo del año. Puedes ver ejemplos de este tipo de situaciones en la serie Silicon Valley para entender este tipo de procesos.
La consecución es sencilla, aunque utilices este tipo de modelo de inversión, no te quedes únicamente estancado en él y crea un modelo de negocio que pueda ser auto sostenible. Además, si te decantas por la inversión en rondas, es adecuado que lo hagas cuando tengas unos clientes y una facturación relativamente fija con un crecimiento mensual de más del 20%, así evitarás pillarte los dedos.