Es posible que no estés muy familiarizado con el término «productos/depósitos estructurados», pero no se trata de un producto financiero desconocido. De hecho, hace algunos años, sufrieron un verdadero boom.

Este tipo de depósitos se caracterizan por tratarse de productos financieros de inversión que disponen de un plazo fijado de antemano. Esto permite a los inversores conseguir una rentabilidad vinculada al modo en que evoluciona un activo

Durante este año, los depósitos estructurados han regresado a las entidades financieras con mucha fuerza. Sus rentabilidades no están garantizadas, y, como mucho, pueden ofrecer un 1 % TAE (menos del 1.5 % con el que iniciaron 2016 y muy alejados del 5 % que han llegado a alcanzar en otras épocas).

Tras el desenlace del Brexit, con la aprobación del referéndum y la inminente salida de Reino Unido de la UE, el Ibex 35 y el Euro Stoxx han bajado al 14.5 % y al 12.3 % en este año. Algo que afecta directamente a los depósitos estructurados, puesto que las empresas que cotizan en ellos acumulan los activos a los que están referenciados este tipo de depósitos.

Y desde que se conociera el resultado del Brexit, algunas entidades financieras, como Banco Sabadell o Bankinter, han lanzado al mercado nuestros productos estructurados. Y, aunque las ofertas resultan menos atractivas que a principios de año, siguen siendo más interesantes y lucrativas que los depósitos tradicionales con plazos similares. Por desgracia, son dos tipos de productos difícilmente comparables debido al riesgo que suponen los estructurados.

¿Merece la pena a día de hoy asumir el riesgo que conlleva contratar este tipo de depósitos?

Antes de hacerlo, hemos de plantearnos si nos compensa por una rentabilidad inferior al 1 % TAE, asumir el riesgo de no ganar absolutamente nada por nuestra inversión en caso de que las acciones no suban. Es por este motivo, que a no ser que se tengan unas expectativas claras de que la bolsa va a subir, este tipo de inversiones quizá carezcan en este momento de sentido.

De hecho, según el director de análisis de Profim, José María Luna, este tipo de inversiones obliga a asumir riesgos y no ofrece una rentabilidad asegurada. Además, obligan a los que los contratan a no poder acceder a su dinero durante muchos meses. Por este motivo, José María Luna habla de alternativas mucho más atractivas para invertir que este tipo de depósitos, como pueden ser los fondos monetarios de primera calidad y sin riesgos. Este tipo de fondos están logrando una rentabilidad asegurada del 0.20 % durante la primera mitad del 2016.

No obstante, otros analistas no están de acuerdo con esta lectura. Por ejemplo, el director general de GVC Gaesco, cree que las bolsas van a subir por encima del desplome que se vivió tras el resultado del brexit, lo que implicaría que este tipo de activos resultasen más atractivos.

Otros, como Victor Peiró, de Beka Finance, cree que nos espera un periodo de mucha volatilidad y que tener un horizonte claro sobre la situación de las bolsas tras el Brexit va a llevar su tiempo.